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23 de agosto de 2019 2 / /

Un panorama del sistema internacional y el mundo por venir

En otras ocasiones hemos tratado el tema de la “gobernanza global”.  Básicamente, es el sistema por el que Estados Unidos, el hegemon global, exporta su dominio al Mundo. Ojo, Estados Unidos no hegemoniza todo el Orbe, solo controla plenamente una región concreta del mismo -Occidente-, es decir, es un hegemon regional, pero es el único hegemon regional existente, a eso me refiero con hegemon global, y, a partir de ahí, intenta extenderse lo más posible hacia el resto del globo, pero sin llegar a dominarlo enteramente jamás.

La gran mayoría de países no pueden hacer nada al respecto, aunque eso no exime a algunos de intentarlo. Por supuesto, si enfrentas al matón del barrio no saldrás ileso, sobre todo si eres enano, flaco y desgarbado. Podríamos mencionar varios ejemplos, pero vamos a lo importante.

Actualmente, hay solo dos países relevantes que logran resistirse con relativo éxito a la gobernanza global. Rusia y China ¿Por qué importan? Porque el primero es una gran potencia que se vino abajo y el segundo es una gran potencia en ascenso. Es decir, son los dos grandes rivales de Estados Unidos, y como tales, las principales amenazas a su posición de hegemon global, de único hegemon regional existente.

La Federación Rusa consiste en, digamos, los restos de la vieja Unión Soviética. Moscú viene de ser la sede que en algún momento le plantó cara al actual matón del barrio, con todo lo que eso implica. Si bien su economía se vino abajo, y ya es completamente incomparable e incapaz de competir con la americana, si es que alguna vez lo fue, aún mantiene un interesante poderío militar -y sobre todo nuclear. Pero ser la casa del comunismo hasta su muerte le ha dejado heridas fatales -su población, por ejemplo, es la misma o incluso menor que antes de la revolución del 17, el comunismo es perfecto si lo que buscas es diezmar a tu población-. China, por su parte, es todo lo contrario. Con un sexto de la población mundial y una economía mucho más grande que la americana, es un país que renació de entre las cenizas del comunismo, que supo utilizar el sistema político legado para convertirse en lo que hoy es el indiscutido principal competidor de Estados Unidos. Podríamos mencionar bastante sobre el sistema político chino, por empezar, que es un sistema flexible y operativo, que otorga mando efectivo, permitiendo corregir ante el error y responder ante la necesidad, es decir, es exactamente lo contrario a la democracia liberal occidental. Pero no nos vayamos del punto.

Ambos son países bastante autoritarios ¿Por qué? Porque es la única forma de mantener tu soberanía efectiva -especialmente si eres una potencia- cuando afrontas la injerencia de un gran hegemon, pero, particularmente, porque es el modo de hacerlo cuando estas frente al estilo de mando del gran hegemon americano, cuyo éxito subyace en simular que no existe, en parecer invisible. Pero, aún más, si eres China, esta situación se ve multiplicada porque te encuentras en el auténtico “fuerte apache global”. Rodeado por países terroristas, por otros que están en guerra, civil o entre sí, por el caído imperio comunista ruso y, sobre todo, por satélites importantes del matón del barrio. Consecuentemente, no hay otra forma de asegurarte el mando en tu propio territorio sin un cóctel potente de represión civil -principalmente mediática- y armamento militar -sobre todo nuclear-.

No obstante, este sistema de hegemonía liberal parece no hallarse en equilibrio. Estados Unidos debe ceder cada vez más ante la imponente China, cuyo crecimiento parece jamás detenerse, pero que hasta ahora se ha mostrado bastante “calma”, si comparamos lo que exige respecto a lo que puede exigir. Todo parece indicar que el sistema no se mantendrá así por mucho tiempo más ¿Cuánto? No es una respuesta que nos interese responder aquí.

Este interesante panorama  del mundo actual nos plantea otra interrogante ¿Qué mundo se viene? Existen varias teorías.

Según Aleksandr Duguin, un teórico político ruso que nos gusta mucho en este blog, el mundo se dirige irrevocablemente hacia la multipolaridad, es decir, hacia el surgimiento de varios polos de poder a nivel internacional. Estados Unidos no puede hacer demasiado para evitar que China se convierta en un hegemon regional, excepto, claro, iniciar una “guerra preventiva” con el fin de derrumbarla antes de verse completamente superado. Esto, sin embargo, es la opción menos probable por varios motivos. El principal de ellos es la creíble disuasión de las armas nucleares. Esta vieja teoría de la Guerra Fría afirma que dos países con armas nucleares difícilmente entrarían en guerra entre sí por la destrucción mutua asegurada que implicaría el uso de las mismas. Aun así, la experiencia práctica del Mundo legada a nosotros en forma de Historia nos llama a ser precavidos: Jamás debes obviar la posibilidad de la guerra. Conflictos de alcance y armamento limitado no son descartables. Pero esto no serviría al propósito de hundir a China. Por otro lado, una guerra de la escala necesaria para efectivamente terminar con el crecimiento del gigante oriental implicaría necesariamente “romper” las reglas “pacificas” del orden liberal internacional, el fundamento de la gobernanza global americana. Todos sabemos que nadie toma estas “reglas pacíficas” en serio, excepto, claro, que seas liberal. Estados Unidos esta constantemente rompiendo las reglas de su propio orden internacional, y no pasa especialmente nada. De hecho, tengo la teoría de que los yankees se aburren si no inician una guerra mínimamente cada 10 años. Pero no puedes comparar una guerra con Irak, Irán o Siria, las cuales son, digamos, “disimulables”, con una guerra sino-americana cuya escala necesariamente implicaría emular a los grandes conflictos bélicos históricos, o más. Con lo cual, lo que estamos diciendo es que, aun si la guerra ocurriese, limitada o no, el sistema internacional cambiaría inexorablemente.

Es decir, con o sin guerra, la globalización y el “fin de la historia” están llegando a su fin. La tesis del politólogo Samuel Huntington sobre el “choque de civilizaciones” es la que finalmente prevalece, especialmente sobre los delirios liberales anglosajones del “crisol” de razas mundial. Ya la cuestión no es si el mundo cambia, el mundo esta cambiando, y, de hecho, según el propio Duguin, esta en el punto más tenso de la transición, aquel en que las hegemonías deben definirse. La pregunta entonces es ¿Cómo adaptarnos al cambio?

Particularmente, nos interesa esta propuesta de multiporalidad. Duguin, por su parte, es partidario del “eurasianismo”. Básicamente, comprende que Rusia y sus países vecinos, principalmente los ubicados en su limite suroeste, poseen una historia y orígenes comunes, lo que les da ciertas compatibilidades culturales, que permitirían la formación de un bloque internacional entre Estados nacionales con el fin de reforzar la soberanía de cada Estado integrante del bloque, y resistir así la injerencia externa de los grandes rivales, China y Estados Unidos. En esta línea, la propuesta para nosotros, argentinos, seria la creación de un bloque sudamericano que permita reforzar nuestra posición en la región, alejarnos del bloque progresista, y restablecer efectivamente la soberanía argentina, que es la primera condición básica para restaurar el Orden que nuestra gente pide a gritos.

Amitav Acharya, un teórico de las relaciones internacionales propone la teoría del mundo multiplex. En un cine multiplex existen múltiples salas que proyectan distintas películas a la vez. Así, el mundo multiplex tendría una gran sala central protagonizada por los dos grandes hegemones, China y Estados Unidos, o dos grandes salas, una para cada potencia, pero alrededor de ella habría múltiples salas de menor tamaño en la que se proyectarían las diferentes películas de las diferentes realidades regionales. Teóricamente, en este mundo multicolor cada región gozaría de autonomía para emprender sus propios proyectos particulares.

¿Cuál es el problema con esto? Varios. Pero el principal es que Acharya no deja de ser un liberal y, por tanto, su noción de relaciones internacionales es la de un liberal, por lo que piensa en arreglos institucionales liberales. El problema es que justamente lo que nosotros no necesitamos son arreglos institucionales liberales. Otro cuestionamiento es que Acharya, justamente por ser liberal, no piensa en términos realistas a la hora de analizar cuan realmente autónomas podrían ser esas regiones en coexistencia con grandes hegemones -además de que no parece amigable con el concepto de soberanía-. Si fuésemos a formar un bloque sudamericano ¿Para qué lo haríamos si eso no nos da más autonomía?

En mi opinión, este “multiplex” no es lo que va a ocurrir en el futuro previsible, al menos en este hemisferio, que es lo que nos importa porque aquí estamos. En tanto la democracia liberal se mantenga en Occidente, seguirá dominado por Estados Unidos incuestionablemente, y todo intento de formación de bloques internos, por ejemplo a nivel sudamericano, será completamente inútil para nuestros fines.

La única alternativa a la “gobernanza global” -es decir, a la gobernanza americana- que tenemos en Occidente es desembarazarnos de la odiosa democracia que tanto daño nos ha hecho ¿Por qué? Porque, así como en su momento las élites Occidentales estaban “afrancesadas”, por lo que emprendieron revoluciones contra el Viejo Régimen, incluso en el Nuevo Mundo, para pasar definitivamente a las posiciones de Poder; hoy nuestras élites están “americanizadas”, y se mantienen en el poder gracias a la democracia liberal, que asegura su éxito. Es decir, las élites hacen lo que hacen. Hoy tenemos una élite progresista, por lo que el Poder es progresista, así que lo que obtendremos es progresismo.

Esto es un problema de élites. Lo que se necesita es alguien que tome el mando, purgue a los mandatarios vigentes y restaure el Orden. Aunque lo más interesante de estos es que “no existen”, o que, al menos, no son visibles. Sea sincero consigo mismo, querido lector ¿Puede decirme quien manda en su país? Si pertenece a la Unión Europea, usted sabe que allí manda Estados Unidos, y que no disimula al respecto. Si es tercermundista, como en mi caso, aun lo estamos descubriendo. Y la respuesta más cercana probablemente sea que nadie lo hace, al menos en Argentina parece ser así.

El “feedback”, el flujo reciproco entre La Catedral -medios, academia y burocracias de Estados Unidos- y sus sedes locales -a lo que se suman las ongs y las corporaciones- que fortalece a las élites locales, jamás podrá ser cortado sin el desmantelamiento de la democracia -lo que también implica el “desacoplamiento” del Orden liberal-. Mientras no logremos desmantelar esta anarcotirania, debemos prepararnos para ver multiplicadas todas las locuras progresistas, potenciar nuestras dos enfermedades crónicas, republicanitis y demoesclerosis, y los estragos que generan en nuestras sociedades, el costo de ser democráticos.

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2 comentarios en “Un panorama del sistema internacional y el mundo por venir

  1. Episcopus96

    Estimado señor Rassmussen,

    Debemos daros las gracias, en primer lugar, por vuestra aportación en forma de un interesante artículo en el que se habla de algo que está muy “en boga”.

    En segundo lugar, debemos deciros que estamos de acuerdo con vos y, pese a que consideramos que estos pensamientos no son muy “novedosos”, nos alegramos de que el análisis sea tan correcto. Efectivamente, la “multipolaridad” es una evidencia cada vez mayor, lo cual podría hacer caer en el olvido las tesis de Fukuyama y confirmar las de Hunttington (predijo el papel de China en el mundo del futuro). Si algo tenía de bueno aquella idea del, siempre tan discutido, “choque de civilizaciones”, era su carácter dialéctico, un método de análisis que la propia progresía ha intentado postergar y menospreciar. Al final, recordad que, cuando dos antagonistas (antitéticos) conviven, lo hacen hasta el momento en el que uno de ellos se impone (síntesis).

    En tercer y último lugar, cronsideramos que el caduco orden liberaldemócrata no “tiene” los días tan “contados” y que la “sala multiplex” tardará en llegar. La razón? Bueno, esencialmente por el hecho de que las masas alienadas (abducidas y vestidas de colorines) no cuestionan el poder de las élites cosmopaletas y americanófilas. Solo si se “saliese del redil”, los europeos y los latinoamericanos podríamos hacer valer nuestros verdaderos intereses en el agreste “mundo multipolar”.

    Un cordial saludo.

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  2. Aven

    Gran y sugestivo artículo¡. Este blog sigue sin defraudar.
    Un apunte:
    -“Estados Unidos no hegemoniza todo el Orbe, solo controla plenamente una región concreta del mismo -Occidente”-.
    En mi opinión, la hegemonía es total y el hegemon es global, preparado para que así fuera desde Bretton Woods. En el sentido de que el dólar es desde entonces la moneda de reserva mundial y ocupa cerca del 90% de las transacciones globales. Por simple y clara dejadez de las postradas élites de los Estados europeos después de la 2º guerra mundial. Estos sacrificaron lo que quedaba de la soberanía de sus pueblos, por continuos y grandes beneficios de los yankees, ante el temor de la guillotina comunista.

    El resultado es la servidumbre efectiva a través de la moneda. EEUU abandona el oro, y todos vamos detrás como ovejas al matadero. Ya ni los liberales lo esconden, porque el agua ya desborda el vaso, véase Paul de Grauwe. Este asegura que, en política bancaria, los países del € son países en vías de desarrollo. Pues como ellos, nos endeudamos en una moneda extranjera (€) que no podemos controlar. Es “el privilegio exorbitante” que denunciaba el general De Gaulle. EEUU está condenado a una perpetua inflación para mantener el Imperio. Sin importarle las consecuencias económicas y sociológicas que ello conlleva.

    China y Rusia, así como la India (demografía es poder), están retando al líder. Atrofiado por un gobierno que, para mantener sus tentáculos, pesa ya demasiado y con una población enganchada a los opiáceos, que come comida basura y ve telebasura. Le retan sí, constantemente, pero siguen dominados. El petróleo se compra en dólares.

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