Una vez más: ni capitalismo, ni socialismo
El capitalismo es al capital como el nacionalismo a la nación. No se basa en el amor a los bienes propios sino en el odio o la codicia de los bienes ajenos. Además es una ideología destructiva de la familia y de la vida social. Dicho esto, hay que aclarar, una vez más, que es un tremendo error llamar capitalismo a todo lo que no es socialismo. De hecho socialismo y capitalismo tienen muchas cosas en común. Ambas ideologías anulan, de hecho, la libertad del mercado, la fluidez de la iniciativa privada y la posibilidad de que las personas, las familias o las comunidades den a luz otras fórmulas para participar en la actividad económica que no sean la típica y previsible Sociedad Anónima. El Carlismo no es una ideología más, no pretende la ejecución de una serie de fórmulas como si fueran la única opción legítima disponible para un cristiano. De hecho lo peor que tienen las doctrinas económicas capitalistas y socialistas es su sectarismo, el considerar que en la ciencia económica existen dogmas que reclaman su imposición por decreto. Lo que hay que defender en economía, como en otros campos de la vida política, es un marco general, un orden moral que posibilite en cada momento un abanico amplio de soluciones igualmente legítimas.