Venezuela, hermana por Hispanoamericana
(Por José Fermín Garralda)-
Ante lo que ocurre en Venezuela, no nos quedemos atrás. No es un tema baladí el de las elecciones venezolanas, ni el fraude y trampas del ex presidente comunista Maduro, que tiene a todo el mundo pendiente de su voluntad. Sería un error que ante ello los carlistas no hablásemos bien alto, como otros lo hacen, y así nuestros medios de comunicación ganarán en interés.
Hoy existen trampas en la actual Venezuela: Maduro es el perdedor con el 30%, frente al 65% del ganador Edmundo González Urrutia, líder de la Coalición Plataforma Unitaria Democrática. De ahí que Maduro primero haya querido ser ganador ofreciendo el 51% y… ahora recuente actas (?) a su favor. Pues bien, ya dos valientes cardenales venezolanos acusan a Maduro de estar fabricando otras actas electorales.
Maduro quiere ganar tiempo para presentar unas actas medianamente coherentes, y para que se enfríe un poco el ambiente internacional. Según Felipe González en España, se sospecha que la modificación de actas la puede hacer un grupo chino. Ahora Maduro quiere acabar con el WhatsApp en Venezuela. Por eso, María Corina Machado pide a los militares venezolanos que “se pongan del lado del pueblo”. Es el momento de la verdad.
El jueves pasado, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, declaró: “Dada la abrumadora evidencia, está claro para Estados Unidos y, lo más importante, para el pueblo venezolano, que Edmundo González Urrutia ganó la mayoría de los votos en las elecciones presidenciales de Venezuela del 28 de julio”. Ahora bien, no por eso reconoce a González como presidente. Pero ¿qué les pasa…? Sí le reconocen presidente Perú, Argentina, Uruguay, Panamá, Guatemala. Los izquierdistas no están con Maduro: Lula en Brasil pide transparencia, Boric en Chile es firme contra él. Como excepción el ultraizquierdista Petro en Colombia pide un “acuerdo político”… ¡Pobre hispanoamérica…!
Es peligroso que algún político occidental comience a ceder a favor de Maduro, pidiendo un acuerdo entre Maduro y la oposición. Mucho cuidado, porque además de un insulto al electorado venezolano, esta situación sería la ideal para los revolucionarios perdedores (piensen los españoles en Podemos, Sumar, EH Bildu y otros cantamañanas). Es de manual del buen leninista pensar que si vas a perder los dos pies del poder, dejar uno en él es óptimo para volver a tener los dos. Lo mejor para el perdedor es un gobierno de concentración, sobre todo si es un tramposo. En España se sabe bien. ¿Y qué hace la ONU que nadie cita y para estos casos está? Que la ONU se retrate.
¿Pero qué se podía esperar de los socialistas puros o comunistas, enemigos declarados de las libertades y cualquier democracia y sistema electoral? ¿Respeto por las urnas cuando no les favorecen? Sabemos que no.
Se dijo que no iba a pasar en Nicaragua… y ocurrió. Decían que no iba a ocurrir en Venezuela… y ha pasado y vuelto a pasar. Cuando se dice que no va a ocurrir porque “esto es otra cosa”… es que vamos a tenerlo. Como en la España nuestra.
Lo malo es que lo de Venezuela está ocurriendo con el silencio y la aprobación de la izquierda de toda España y de todo el mundo. Por su parte, la UE y tantos otros miran para otro lado. Socialistas y populares europeos (las dos caras de la misma moneda: de la revolución radical a quienes la conservan y maquillan) son complacientes con la izquierda golpista, aunque Feijóo pida en España el reconocimiento de Edmundo González.
Lo de Venezuela también sirve para saber en qué países tercermundistas hay trampas electorales, que es hacia donde vamos en España. Recordemos que nada más llegar al poder en 1994, por la popularidad que ganó en el comité anticorrupción, Lukashenko restableció la vieja bandera de la Bielorrusia soviética y muchos otros símbolos e instituciones del régimen comunista. Luego dio una y más vueltas de tuerca reforzando sus poderes para iniciar la ruta a la destrucción de sus opositores. En 2004 eliminó la última barrera que le impedía presentarse a un tercer mandato. Pues bien, recordemos que se presentó a las urnas en 2006 y perdió rotundamente. La noche y de nuevo al día siguiente, salieron 10.000 manifestantes por las calles de Minsk para que se repitiesen los comicios y pusieran observadores internacionales, acabando con cientos de detenidos. Considerado un simulacro de democracia, en marzo de 2006 la UE denunció el fraude electoral de Lukashenko -el dictador de Minsk- (DdN, 21-III-2006 p. 8). Pero ahora la UE está algo equidistante a la hasta hora oposición venezolana. Lo decimos porque aunque el Consejo de Europa no ha reconocido los resultados expuestos por Maduro ,pide una verificación independiente. Mientras tanto, Maduro declara que “sus protegidos fascistas no volverán más nunca”. ¿Pero a quién nos recuerda esto, al Largo Caballero de otra época en España?
En Venezuela manda el narcogobierno ,como en España un Gobierno corrupto a modo de punta del iceberg. Los demócratas occidentales guardan la equidistancia entre las anarcodictaduras (Maduro, Ortega,…) y la oposición democrática. Paradójico, pero eso corresponde a la falta de democracia en las llamadas Democracias occidentales. El sistema está infiltrado y es el más fácil de todos para infiltrar: por eso lo quería la izquierda y los separatistas, y los liberales utópicos se dejaron. El sistema ideológico y político Occidental está hundido y agonizante. La equidistancia y la tibieza significa la complicidad con la tiranía que llega fácilmente -lo hemos visto- al asesinato, en este caso por parte del tal Maduro.
Lo malo en la dictadura de Venezuela no es sólo “éste fraude”, sino que es la historia de un cúmulo de fraudes. Como en España.
¡Pobre Venezuela, país hermano de la Hispanidad! Lo que está ocurriendo es una trampa a la democracia salida de una democracia llena de antidemócratas, tema éste que sí nos interesa. Como los venezolanos son miembros de la Hispanidad, nos interesa más todavía. Y como España va por ese camino… pues también. La presencia de Rodríguez Zapatero en Venezuela durante estas elecciones, algo indica.
El camino de Venezuela es de manual del revolucionario, es de diseño: tomar el poder vía democrática gracias a los liberales pero con mil engaños y presiones; acomplejar hasta la extenuación al enemigo político (en España, por no discutir se dejaron colar eso del “franquismo”, y ya todo es “franquista” hasta los pantanos; en Navarra quieren colar eso de “cuneteros”); presentarse machaconamente como demócrata (para la Yolandísima el régimen de Maduro hay que reconocerlo porque somos demócratas; y otros dirán que González, ZP y Sánchez son más demócratas que el generalísimo Franco); aniquilar el poder judicial y la prensa “libre”; arrasar las clases medias; iniciar una represión física de modo que el ciudadano que algo debe al Estado y se debe a él para comer (los funcionarios, los mantenidos, los pensionistas y subvencionados…) apoyará a quien le empobrece y esclaviza; secuestrar a periodistas extranjeros; detener y reprimir hasta la muerte a la propia población; según Daniel Lacalle, para expropiar basta destruir el poder adquisitivo de la moneda y hasta menospreciarla (no depreciarla) con el derroche y la deuda disparatada; destruir la economía para empobrecer; practicar el clientelismo y amiguismo para comprar voluntades; servir a la plutocracia y al capitalismo mundial – cuyos amos ya sabemos quienes son- para que pueda comprar el país a saldo. ¿No nos recuerda esto al camino, ruta o senda escabrosa de España?
ESPAÑA. Venezuela es un ejemplo para la España actual, que está volviendo a las andadas de lo que fue e impuso el liberalismo. ¿No hubo trampas y fraude electoral en la España de 1872, de la Restauración liberal conservadora alfonsina de 1876 a 1923…? Pues sí, eso y más se estudia en los manuales de texto. ¿Las hubo en febrero de 1936? En julio de 1936 se sabía que sí, y hoy ya se ha demostrado. ¿Han existido en las últimas elecciones europeas en nuestro suelo patrio español? Sin duda, pero aquí -país civilizado donde “eso no puede ocurrir”- se ha hablado y luego todos a callar, echando tierra encima. Tengo para mí que han existido trampas en no pocas elecciones de España , y sobre todo presiones en muchos pueblos, amén de las anomalías pre electorales de tamaño monumental (11M…). Lo peor son los fraudes a los votantes como los hechos por el PP y PSOE por el incumplimiento de sus programas.
Lo de Venezuela sirve de aprendizaje para los españoles si tenemos memoria de todo lo que está ocurriendo España. Los liberales dijeron que en España “eso era imposible”… pues ha ocurrido: gobierna la dictadura del nuevo frantepopular, la tremenda corrupción política y personal del Gobierno, sus deleznables apoyos, la burda y soez persecución religiosa (con pretexto de “memoria democrática”), el evidente camino de Sánchez a la dictadura por buscar el control de los tres poderes del Estado y los medios de comunicación etc. Más aún, sufrimos temas graves hasta el extremo como aborto, eutanasia, desprecio a la patria potestad, corrupción de menores… ¡Qué responsabilidad la de todos los que engañaron a los españoles! Ahora no podemos abandonar a la oposición venezolana, triunfadora de las elecciones, ni el ejemplo de lo que ocurre en Venezuela.
Por lo visto, ya no son los tradicionalistas o carlistas los que hablan de las trampas y fraude electoral en Venezuela. ¿Callan estos por flojera? No lo creo. ¿Será que abandonan la cosa política inmediata? ¿Será que se ven sin fuerzas y se refugian en la pre política o la sociedad familiar? Lo cierto es que los carlistas nunca fueron esclavos de lo inmediato, pero tampoco dejaron pasar una. Hoy los liberales sí hablan sobre el fraude y trampas electorales, aunque también debieran reconocer los enormes errores del sistema típicamente liberal, antesala ontológica y práctica del socialismo, que si es puro se llama comunismo. Lo último para los carlistas debe ser refugiarnos y callar diciendo que ya lo habíamos avisado. No, no dejemos pasar de plantearnos este tema por mucho que parezca que estamos sin fuerzas.
Sólo una cosa: que el nuevo presidente no se deje engañar por la revolución mundial contraria al matrimonio como Dios manda, la familia, el derecho a la vida del nasciturus, al derecho de los padres a la educación de sus hijos, y el principio de la subsidiariedad o fuero. Una revolución relativista, del LGTBIQ+, del vergonzante laicismo negativo o bien del positivo o abiertamente anticristiano, con una enorme falta de representación, de monopolios informativos, de plutocracia y oligarquías . Lo digo porque en muchos lugares hemos estados todos engañados, aunque cada vez lo son menos. La apariencia de verdad y libertad hace más daño a la larga que la mentira directa.
Dicho esto y en función de ello: Es preciso reconocer a Edmundo González como presidente de Venezuela. Hay que reivindicarlo y debe rodearle el pueblo.